sábado, 1 de marzo de 2014

Tres cuentos sobre la logística (Loypro)

fábula
Esopo escribió cuentos en la antigua Grecia. Recurría a metáforas de la vida diaria, protagonizadas por animales, con las que explicar lo que los filósofos no sabían cómo. El pueblo llano los entendía perfectamente y era capaz de extraer sabias conclusiones sobre el comportamiento del género humano.
Las historias que siguen no son fabulaciones del autor. Estos relatos son verídicos. Sucedieron en el pasado y volverán a ocurrir en el futuro, porque el hombre es un ser que tropieza más de una vez con la misma piedra. Tienen en común que la logística está presente en todos ellos.
Erase una vez un fabricante levantino de galletas que empezó de la nada con un producto sencillo y original. No lo fabricaba nadie más que él. Poco a poco, esta galleta se iba abriendo paso en el mercado. Primero, el mercado local; después, la expansión por todo el territorio nacional. Los grandes competidores habían ignorado el producto durante años; ni siquiera se habían planteado fabricar algo parecido para competir. Sin hacer ruido, la marca y la galleta habían quedado asociados por los consumidores.
La gerencia de la empresa se sentía orgullosa de los frutos de tantos años de trabajo: una marca reconocida y unos beneficios que animaban a seguir por el camino emprendido. Su estado de ánimo se tornó en preocupación cuando, por razones que no vienen al caso, la última línea de la cuenta de explotación comenzó a ruborizarse. En un principio, no se le dio la mayor importancia; se pensó en una de las muchas situaciones coyunturales que había vivido y superado sin grandes esfuerzos. Los nervios se desataron poco tiempo después, cuando el rubor persistía. Había que tomar medidas drásticas. La medicina para recuperar la color sería una drástica reducción de costes en todas las áreas de la empresa.
El responsable de logística se vio obligado a acumular pedidos de los clientes durante algunos días. Los transportaba y entregaba con vehículos de mayor capacidad, mucho mejor aprovechados que en el pasado; así ajustaba sus costes de distribución física.
Bastantes pedidos se entregaban fuera de plazo; algunos se rechazaban y parte de la mercancía volvía al almacén de la fábrica. Las reclamaciones de los clientes crecían y se despachaban con un repertorio de excusas cada vez menos creíbles. Su malestar aumentaba y los pedidos disminuían.
Los directivos confiaban ciegamente en salir de los números rojos con los recortes de costes. Mantuvieron esa política contra viento y marea.
Los ahorros de costes de distribución física se notaron mientras la paciencia de los clientes no se agotaba. La lenta pérdida de clientes revelaba síntomas evidentes en toda la empresa. El ritmo de producción bajaba porque los almacenes se colapsaban de mercancía. El personal del almacén tenía tiempo de sobra para hablar de lo divino y lo humano. Sin embargo, el aprovechamiento de los vehículos seguía siendo bueno, pero partían con menos frecuencia. La empresa se dirigía hacia una espiral de final inexorable: ser engullida por el ojo del huracán.
Las pérdidas de explotación llegaron a tal punto, que sólo cabían dos alternativas: cerrar la empresa o venderla. El negocio acabó en manos de un grupo multinacional por un precio irrisorio y se puso manos a la obra para reflotar la marca. Años después, la vendió a otro potente grupo nacional del sector, quien la gestiona en la actualidad con normalidad.
Erase otra vez la filial española de distribución física de un gran grupo multinacional del transporte. El desembarco en el país se produjo mediante la compra de una conocida empresa local, que contaba con una extensa cartera de clientes y un volumen de envíos nada despreciable. El plan inicial era mantener la Dirección existente e ir sustituyendo paulatinamente a sus miembros por otros que guiaran a la empresa hacia los estándares marcados por la superioridad. Mientras, la empresa seguía su actividad y todos sus planes se cumplían, salvo uno: el financiero. Año tras año, la explotación del negocio arrojaba pérdidas crecientes, sin importar lo que se hiciera; el propietario las cubría religiosamente. Algún alto mandatario se engañaba pensando que las pérdidas eran el precio a pagar por mantener la marca en el país, lo cual reforzaba la imagen global de la marca en el mundo. Pero esta tesis no se pudo mantener durante mucho tiempo; los accionistas estaban ávidos por recibir mucho dinero al final de cada ejercicio, y no se resignaban a soportar pérdidas prolongadas en ningún lugar del planeta.
Para sacar a la empresa del pozo, contratan a una primera figura del mundo del crédito. Como primera medida, pide elaborar unos presupuestos draconianos diarios para cada departamento. Quien osara sobrepasarlos se enfrentaba a un despido fulminante. Los operativos respiraban aliviados los días de poco tráfico y temblaban los días de mucho. Al ver el primer despido, pasaron a la defensiva; todos se ajustaron a su presupuesto. La operativa cambió. Los días de mucho tráfico quedaban cargas retenidas en los puntos de transbordo, que se intentaban sacar en los días tranquilos. Las quejas de los clientes empezaron a aumentar. Los puntos de transbordo estaban al borde de la saturación; los trabajadores se desplazaban saltando por encima de los bultos retenidos. Los errores en la carga de vehículos y los bultos perdidos estaban a la orden del día. El primer ejecutivo se vio forzado a ampliar su presupuesto para quitar el monumental atasco formado. Las restricciones presupuestarias se levantaron. Algunos clientes emigraron a la competencia; no estaban dispuestos a pasar otro calvario similar. Fue el primer precio que pagó por su desconocimiento del negocio.
Su pelea por los resultados se centró, entonces, en los precios. Pidió conocer los costes de transporte por cada combinación origen-destino, desglosados por tramo de peso. También ordenó un estudio de rentabilidad por cliente. Una vez tuvo ambas cosas, decidió prescindir de los clientes no rentables y publicar una nueva tarifa general, basada en un margen sobre el coste, de aplicación a todos los clientes, sin excepciones. Los comerciales serían los ejecutores de esas medidas. Temblaron al conocerlas, pero las trasladaron a los clientes. Volvían a la oficina con algún cliente menos. Al acabar la campaña de comunicación, se pasó a evaluar los resultados. Una semana después, ante el estupor de la Dirección, la empresa aún perdía más dinero. Pronto se cayó en la cuenta de que los clientes perdidos y expulsados cubrían una parte importante de los costes fijos de infraestructura. Los comerciales abandonaron su trabajo por unos días; volvieron, llenos de vergüenza, a rogar la vuelta a los clientes perdidos, con el compromiso de mantener sus condiciones previas a la subida. Alguno volvió, pero no todos.
El primer ejecutivo se sintió impotente y tiró la toalla; fue sustituido por otro que conocía profundamente el negocio. En poco tiempo tuvo un diagnóstico de la situación. Se limitó a esperar a que alguien certificara la defunción y cobrar lo negociado en su contrato. Mientras, la empresa no abandonaba la senda de las pérdidas. Al propietario se le acabó la paciencia y decidió liquidar la parte del negocio no rentable. Llamó a unos sicarios – perdón, consultores- para que hicieran el trabajo sucio. Les vende la empresa, pero no la marca, les da un dinero y cubre la deuda pendiente; ellos se encargan del resto.
Un fabricante de neumáticos, conocidísimo en todo el mundo por la publicidad en las carreras de coches, llega al mercado con intención de quedarse en España. A pesar de su nombre, de tener precios y plazos de entrega similares a sus competidores, no lograba vender las unidades que quería mediante procedimientos convencionales. Su operativa logística se basaba en un almacén único, situado en la provincia de Madrid, desde donde atendía a todos sus clientes.
Optó por una estrategia heterodoxa con la que ganar la cuota de mercado que no tenía: aumentar el valor del producto sin alterar el precio. Solo la podría poner en práctica para los clientes próximos a su almacén, que suponían alrededor de la cuarta parte de sus ventas. Cuando comprobó que la idea era viable, envió a sus vendedores a visitar los talleres. Les ofrecían entregar los neumáticos en medio día, lo que suponía reducir a la mitad el plazo de entrega habitual. Los pedidos realizados antes de mediodía se entregaban durante la tarde; los formulados por la tarde se entregaban en la mañana del día siguiente.
Los talleres aceptaban la propuesta al momento, pero tenían que ver que era cierto. A medida que lo iban comprobando, su confianza aumentaba. Aprovechaban esa ventaja para indicar al público que, montando neumáticos de esa marca, el coche estaría disponible antes y ellos sufrirían menos molestias. Las unidades vendidas aumentaron notablemente, en detrimento de otras marcas. Los talleres sólo tenían neumáticos de la marca como muestras para sus clientes.
El líder destacado del sector, una empresa muy gorda, no hace nada por contratacar. Dos años más tarde, otro competidor decide sumarse a la iniciativa en sus almacenes de Madrid y Barcelona. El líder había resultado dañado y seguía sin inmutarse. Tuvieron que pasar más de diez años para que tomara la decisión de hacer lo propio desde sus almacenes regionales. Nunca es tarde, pero en ese tiempo dejó de vender muchos neumáticos y sintió el aliento de sus competidores en la nuca, pese a no haber perdido nunca el liderazgo.
Moralejas
La logística que prioriza los costes frente a las necesidades del cliente no está abocada al fracaso, porque es eficiente. Quien lo está es la empresa que la practica, porque el cliente quiere un producto con un servicio asociado que no recibe, parte del cual radica en la logística.
En los mercados competitivos, las diferencias tangibles entre los productos son mínimas. Decidirse por uno concreto queda al azar del comprador. Sin embargo, el azar cobra menos importancia si el producto se acompaña con servicios que los competidores no prestan, como es la logística; la probabilidad de venta aumenta.
La supervivencia de las empresas pasa, en buena medida, por primar el servicio al cliente y por añadir valor a sus productos. Los costes quedan en segundo plano frente al cliente, pero no deben descuidarse en el seno de la empresa.
La logística forma parte del servicio al cliente y del valor del producto. Si hay cliente, hay logística; si no hay logística, no hay cliente.
Los gestores inteligentes buscan mantener elevados niveles de servicio con el mínimo coste posible, en este orden, y más en los tiempos actuales, en que los clientes exigen niveles de servicio cercanos a la perfección.
Después de leer estos cuentos ¿quieres contar el que has vivido?. El blog lo acogerá encantado y te lo publicará. Por favor, envíalo a mi dirección de correo electrónico con tu foto.

viernes, 17 de enero de 2014

Quince alumnos participan en el curso de formación “Ideas en acción”

El delegado municipal de Fomento, José Manuel Lechuga ha asistido hoy al inicio del curso de formación “Ideas en acción”, organizado por el centro de negocios “Chiclana Activa”, con la colaboración municipal, que se desarrollará hasta el 20 de febrero en la sede de esta entidad, sita en la Avenida de la Industria, en horario de martes y jueves de 09,00 a 12,00 horas.
Según ha explicado el citado concejal, este taller, que tiene carácter gratuito y en el que participan quince alumnos, supone “una nueva apuesta por ofrecer a los ciudadanos de Chiclana la posibilidad de formarse en el ámbito empresarial, fomentando de esta manera el autoempleo y la cultura emprendedora, como fórmulas efectivas para la creación de puestos de trabajo en la ciudad”.
Asimismo, ha “animado” a los participantes a “aprovechar esta iniciativa, ya que en la actualidad, la figura del emprendedor es más necesaria que nunca para reactivar la economía de Chiclana”. En este sentido ha agregado que “este equipo de gobierno seguirá colaborando con los emprendedores chiclaneros para hacer factible la aparición y consolidación en el tiempo de nuevas empresas, ofreciéndoles para ello las herramientas que le permitan acometer sus proyectos con las mejores garantías de éxito”.
Por su parte, Manuela Mota, gerente del citado centro de negocios, ha afirmado que la puesta en marcha de esta actuación “es una oportunidad para concienciar a los emprendedores de la necesidad de mejorar su formación, de manera que se incrementen las posibilidades de hacer realidad sus proyectos empresariales”.
Para ello, los alumnos inscritos en este taller, que será impartido por José Manuel Aragonés y que cuenta con una carga lectiva de 36 horas, recibirán conocimientos sobre cómo desarrollar y poner en marcha de una manera efectiva sus iniciativas empresariales,
Además, durante este proceso de formación, los participantes obtendrán información acerca de cómo crear modelos de negocio que ofrezcan soluciones distintas a la competencia, apostando para ello por la creatividad y utilizando conceptos como el marketing, la estrategia y la innovación.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Ayuntamiento y Chiclana Activa colaboran en el desarrollo del taller de formación empresarial “Ideas en acción”
Se llevará a cabo del 14 de enero al 20 de febrero, consta de 36 horas de formación los martes y jueves de 09,00 a 12,00 horas y su inscripción es gratuita, con plazas limitadas
El delegado de Fomento del Ayuntamiento de Chiclana, José Manuel Lechuga, acompañado de la gerente del Centro de Negocios “Chiclana Activa”, Manuela Mota, ha presentado hoy en una rueda de prensa el curso de formación “Ideas en acción”, organizado por dicha entidad y en el que colabora el Consistorio, en un acto en el que también se encontraba presente el docente de la actividad, José Manuel Aragonés.
Este taller de fomento empresarial, que se desarrollará del 14 de enero al 20 de febrero, consta de 36 horas de formación los martes y jueves de 09,00 a 12,00 horas y su inscripción es gratuita, con plazas limitadas. Ésta se puede formalizar en la Avenida de la Industria, número 30 o a través del teléfono 856600006.
El curso tiene por objetivo aprender a gestionar de manera óptima los menores recursos posibles y en el menor tiempo, intentando eliminar todo aquello que no añada valor y pivotar sobre las ideas de negocio iniciales conforme se desarrollen.
Asimismo, tiene como finalidad poner en marcha de manera efectiva dicha idea emprendedora y enfocar la acción como paso previo hacia el aprendizaje, asumiendo el fracaso como algo imprescindible en la formación de la experiencia empresarial.
Se igual manera, se formará a los participantes en la exploración de nuevas vías y herramientas para el desarrollo de proyectos emprendedor, basadas en las personas, el diseño, el descubrimiento y la validación de las hipótesis personales planteadas. Además, las líneas maestras en el aprendizaje de estos conceptos son la capacidad para gestionar la información y proyectos, el trabajo colaborativo y la creatividad.
Se formará, además, en el diseño correcto y eficaz de modelos de negocio que resuelvan el problema para un conjunto de clientes de forma diferente a como lo hacen los posibles competidores, acercándose a conceptos fundamentales del mundo empresarial como el marketing, la estrategia y la innovación.
En este sentido, José Manuel Lechuga ha afirmado que “este equipo de gobierno siempre ha apostado por el autoempleo y por la puesta en marcha de medidas de emprendimiento empresarial como una de las vías fundamentales de reactivación de la economía local y el descenso del desempleo”. Para añadir que “trabajamos de manera intensa en todas estas líneas y no escatimamos en esfuerzos para, dentro de nuestras posibilidades, propiciar las condiciones sociales y económicas en Chiclana para la creación de puestos de trabajo”.
Por su parte, Manuela Mota ha agradecido al Consistorio su implicación en el proyecto y ha declarado que “resulta fundamental formarse en el mundo empresarial si se pretende llegar a buen puerto en la puesta en marcha de la idea emprendedora y hemos realizado una fuerte apuesta en el sector de la formación para propiciar el éxito de estas ideas, además de fomentar que, desde este Centro de Negocios, surjan nuevos proyectos”.
Fuente: Ayuntamiento de Chiclana

viernes, 11 de octubre de 2013

¿Estoy gestionando como mamá?

Un excelente artículo :http://jucarlos.wordpress.com/2013/10/09/estoy-gestionando-como-mama/#!

En todos los hogares hay un gran director de logística. En el mío, al igual que en muchos otros le llamamos Mamá. No ha estudiado ni un solo concepto Lean, 5s o JIT pero es capaz de gestionar aprovisionamientos, producción y distribución de una manera extremadamente eficiente usando el sentido común (eso que en materia empresarial llamamos Lean, 5s, JIT, etc).
Mamá compra comparando todos los proveedores a los que tiene acceso y es igual de eficiente gestionando compras de referencias que se basan solamente en las características técnicas del producto (a la familia no le importa de que marca son los macarrones) y las referencias cautivas (papá solo quiere queso de untar de la marca Spread y mi hermano solo quiere refresco de cola de la marca Colab). Sea del tipo que sea el bien a comprar, mamá tiene la información necesaria para encontrar al mejor proveedor, aunque para completar la compra tenga que recurrir a varios proveedores. Pone mucho énfasis en las compras porque sabe que cada céntimo que ahorre en compras va directamente al ahorro familiar.
Mamá también sabe que los recursos familiares están mejor en el banco generando intereses que en el almacén familiar (la despensa), así que trata de minimizar el stock ya que un gran stock supone una despensa grande (le quitaría sitio a la habitación de mi hermano), cuesta más dinero, y no por el hecho de tener más stock daría mejor nivel de servicio. Mamá no sabe que es la segmentación ABC de artículos, pero ejerce un control permanente sobre los artículos más caros para tener muy bajo stock (tiene solo una botella de aceite de oliva virgen extra y comprueba diariamente a ver cuando tiene que comprar otra) y no duda en evitar el trabajoso control exhaustivo de las referencias de bajo coste (hay cuatro cajas enteras de galletas María, mamá repone cuando le coincide mirar y quedan solo dos o una caja), y con esta gestión nunca rompe stock. No sabe lo que es FIFO, pero los yogures que antes caducan están al frente de la nevera y los de fecha de caducidad más larga están al fondo.
Mamá no sabe lo que es una zona de picking o una zona de reposición o lo que es layout óptimo, pero tiene en las estanterías de abajo de la despensa casi de todo, ordenado de forma que le queda a la altura más cómoda, al menos, una unidad de lo que más utiliza y reserva las estanterías superiores para colocar artículos de reposición o que casi no usa.
Mamá no ha estudiado gestión de productos de demanda independiente y dependiente, ni planificación y programación de la producción, pero sabe estimar cuanto chocolate consume la familia y calcular un stock adecuado teniendo en cuenta la estacionalidad (producto de demanda independiente que casi no consumimos en verano y cuyo nivel de consumo depende del estado emocional de la familia, sobre todo de mi hermana) y sabe también que si ha programado producir macarrones con carne va a tener en su almacén alguna pequeña cantidad de componentes del producto (artículos de su bill of materials de demanda dependiente que no son costosos y merece la pena tener una pequeña cantidad como los macarrones) y otros que son los más costosos y delicados los adquirirá solo en el momento de producir (sistema pull JIT en artículos de demanda dependiente).
Mamá no sabe lo que es 5s pero si le preguntas por qué guarda los tenedores y los cuchillos en el cajón de la mesa donde se come, por qué guarda las potas debajo de la cocina, por qué justo al lado de la cocina tiene la sal y el aceite, por qué el jabón de fregar los platos y el estropajo está al lado del fregadero, sin duda te contestará “porque es el lugar donde se utilizan”. Mantiene sus utensilios de trabajo en perfecto estado siempre, limpios y ordenados, no pierde un solo segundo a la hora de producir porque no encuentra tal sarten o porque la batidora no estaba lista en el momento que hacía falta, cada utensilio se limpia y se pone a punto después de usarlos y se guarda en su lugar.
Mamá no sabe lo que es el balanceo de la producción, pero cuando hay demasiada producción a mediodía (sobra mucha comida preparada), el ritmo de producción desciende inmediatamente para no acumular producto terminado (comida preparada), así que para la cena o al día siguiente se adecua el ritmo de producción y se da salida a lo almacenado.
Las herramientas Lean, JIT, etc son muy importantes y todo el mundo debería al menos tener una base, pero mira primero tu empresa con perspectiva y preguntate ¿estoy gestionando como mamá?